Estamos ufanos de grandes victorias, somos un pueblo listo a sufrir consagrándonos siempre al bien común de sus hijos.
Soportamos ofensas e infortunios, presencias no gratas, que abusando, matan ilusiones sagradas de un futuro promisor.
El pan que tenemos de la boca nos lo quitan los que vienen de afuera, los mares cómplices se hacen de esta aberrante acción quienes debieran por el cargo que ostentan defender tan noble razón.
Los andes producen riquezas sin fin, las ambiciones malas las hacen veneno y este suelo chalaco siempre listo a servir pues el paso obligado es a sumar que será la vía de enganche buscando bonanza para este pueblo de Dios, que es el Perú.
El oro, la plata y el plomo, matan el cuerpo y la mente de niños y ancianos, hombres y mujeres a vista y paciencia de quienes ostentan la ley y el poder. Son años de condena la lista de quienes hicieron fortuna con este mal es larga, muy larga.
Y si a esto agregamos sus playas llenas de veneno limeño. Miraflores, San isidro y por último San Martín de Forres; todos, todos hermanos, nos arrojan su basura.
Por cada esquina vomitan veneno a nuestro mar dice el adagio que con la vara que mides serás medido entonces que nos queda a los que queremos nuestro mar, si no es medirlos, medirlos igual.
Soportamos ofensas e infortunios, presencias no gratas, que abusando, matan ilusiones sagradas de un futuro promisor.
El pan que tenemos de la boca nos lo quitan los que vienen de afuera, los mares cómplices se hacen de esta aberrante acción quienes debieran por el cargo que ostentan defender tan noble razón.
Los andes producen riquezas sin fin, las ambiciones malas las hacen veneno y este suelo chalaco siempre listo a servir pues el paso obligado es a sumar que será la vía de enganche buscando bonanza para este pueblo de Dios, que es el Perú.
El oro, la plata y el plomo, matan el cuerpo y la mente de niños y ancianos, hombres y mujeres a vista y paciencia de quienes ostentan la ley y el poder. Son años de condena la lista de quienes hicieron fortuna con este mal es larga, muy larga.
Y si a esto agregamos sus playas llenas de veneno limeño. Miraflores, San isidro y por último San Martín de Forres; todos, todos hermanos, nos arrojan su basura.
Por cada esquina vomitan veneno a nuestro mar dice el adagio que con la vara que mides serás medido entonces que nos queda a los que queremos nuestro mar, si no es medirlos, medirlos igual.
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