lunes, 9 de noviembre de 2009

Sindicalismo y Mercantilismo


Como en épocas pasadas los grupos sociales laborales etc. buscan la identificación común mediante la organización en un marco determinado necesario para cumplir con fines comunes lícitos y necesarios para el debido desarrollo de cada individuo o trabajador y sus familias, contribuyendo así al desarrollo social general de un pueblo o una nación.

Como es natural, se eligen en estos grupos sociales llámese sindicatos, asociaciones, federaciones, etc., a personas que representen a los que conforman estas instituciones, otorgándoseles a dichos representantes el poder que se crea a raíz de la participación e identificación de ellos, alrededor de la organización instituida para que los representen ante Entes de otros niveles sociales políticos, etc. en la búsqueda de alcanzar mejores niveles de vida.

Como se ha podido ver muchas de estas organizaciones han demostrado su inconsistencia, llegando a diluirse sin hacer el menor esfuerzo por defender lo que es fundamental, su constitucionalidad y permanencia como tal; sin embargo todos somos testigos del poder avasallador empleado por la dictadura en estos últimos años y lo fácil que en muchos casos resulta la corrupción y la satisfacción de ambiciones personales traicionando la fe y esperanza de sus representados o torciendo el fin para el que fueron creadas estas instituciones, usufructuando de ella tanto en su economía como el poder otorgado por quienes los conforman.

Es necesario recalcar que gracias al poder político, sensible a las necesidades institucionales de contar con una economía solvente, en el quinquenio del 85 a 90 esta necesidad fue atendida debidamente, así como también otras y se determinó un descuento por planilla del sueldo de los trabajadores a favor de su sindicato, lo que despertó la ambición de muchos viejos y taimados dirigentes anulados y reemplazados ya por otros dirigentes en los sindicatos y conformaron organismos superiores, como Federaciones o se asimilaron a otros organismos, siempre dispuestos a ordeñar la teta de la vaca, a espaldas de los trabajadores y en muchos casos, de manera por demás asquerosa e innoble, dirigieron esta economía al campo político para competir con auténticos representantes políticos, sólo para satisfacer sus propias y descabelladas ambiciones personales, dando la espalda, a estatutos, reglamentos, y cuanto aconseja una debida conducta dirigencial escudándose siempre en la sana nobleza del trabajador que piensa en su familia y en cumplir con sus tareas laborales
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El mercantilismo al que se arriba cuando se cree que es obligatoria la compensación económica de parte de los trabajadores a sus dirigentes, por ser ellos predestinados a dirigirlos y por lo tanto no tienen marcos creados por humanos que respetar, ni límites que considerar para efectuar gastos antojadizos en tal o cual acción. Es cuando se extraña una reglamentación que sumada al dispositivo que otorga una economía propia a las organizaciones sindicales, sea esta usada debidamente y aprobada mediante mecanismos claros y con pleno conocimiento de quienes sacrificando la exigua economía familiar, dan este aporte y dándose sanciones drásticas para quienes resulten mercantilistas en las representaciones sindicales y cual esponjas absorban la economía de nuestras instituciones sin importarles el destino de sus agremiados.

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