La Historia nos relata que la humanidad a través de los tiempos a pugnado por establecer fuerzas y poderes discriminativo y de vasallaje, con la finalidad de crear fuentes de riqueza con el esfuerzo de otros.
Ante situaciones manifestadas en líneas anteriores, en el Crecimiento y expansión de estas riquezas, siempre en contra de la equidad justa y necesaria hemos sido informados del debilitamiento y destrucción de las economías acumuladas a espaldas y contraviniendo el principio de equidad que es una de las razones en que se fortalecen las voluntades para mantener permanentemente los esfuerzos necesarios para el sostenimiento del crecimiento económico, sea de una empresa, de una sociedad o de un país.
No será pues para mí extraño que en sociedades donde no se acepta y practica una conducta de equidad justa y necesaria todos los avances y logros que se consigan en determinadas coyunturas, por las razones que fueran, éstas se diluyen fácilmente en el tiempo, por no aplicarse a cabalidad la equidad necesaria.
En un país como el nuestro comprometido con un sistema económico no propio donde tenemos que ajustar nuestras reglas de juego a intereses foráneos se hace aún más indispensable acondicionar nuestras reglas a una equidad económica en sus márgenes, sea en las empresas privadas o públicas y en toda actividad económica que se de, de tal manera que todos sientan enganchados sus destinos al futuro de la actividad en que se desenvuelven dejando de lado el cálculo frío e inhumano que sólo toma en cuenta el monto a acumularse sea como producción o utilidad, ya que restando voluntades nunca podrá ésta recuperarse y menos alcanzar o compensar los efectos positivos que produce una equidad bien aplicada al conjunto humano que produce esta riqueza.
Que aunque no se satisficiera en el corto plazo las necesidades y proyecciones de los grupos humanos la economía alcanzada "las voluntades seguirían incólumes como ilusión permanentemente renovada, pudiendo así luchar en el tiempo como si todo se consiguiera en un segundo.
En nuestros pueblos se hace indispensable establecer una conducta, un credo, una cultura a la equidad económica para que los esfuerzos empleados en el Desarrollo de una empresa o un gobierno sean constantes y permanentes.
Como definimos en nuestras primeras líneas la Historia nos a enseñado que grandes emporios económicos, grandes culturas, pueblos, gobiernos etc. en el transcurso de los anos no lían podido sostenerse a pesar de haberse creído sólidas y consolidadas sus economías, e incluso creándose fuentes serviles y cautivas productoras de su economía como la esclavitud y otras modalidades de servilismo como el coloniaje.
Es por estas apreciaciones que consideremos que solo con una aplicación consciente y estudiada de la equidad en la economía de nuestro país y de muchos otros en América Latina se podrá aspirar a una economía sólida tanto en las empresas particulares, estatales o el propio gobierno.
Ante situaciones manifestadas en líneas anteriores, en el Crecimiento y expansión de estas riquezas, siempre en contra de la equidad justa y necesaria hemos sido informados del debilitamiento y destrucción de las economías acumuladas a espaldas y contraviniendo el principio de equidad que es una de las razones en que se fortalecen las voluntades para mantener permanentemente los esfuerzos necesarios para el sostenimiento del crecimiento económico, sea de una empresa, de una sociedad o de un país.
No será pues para mí extraño que en sociedades donde no se acepta y practica una conducta de equidad justa y necesaria todos los avances y logros que se consigan en determinadas coyunturas, por las razones que fueran, éstas se diluyen fácilmente en el tiempo, por no aplicarse a cabalidad la equidad necesaria.
En un país como el nuestro comprometido con un sistema económico no propio donde tenemos que ajustar nuestras reglas de juego a intereses foráneos se hace aún más indispensable acondicionar nuestras reglas a una equidad económica en sus márgenes, sea en las empresas privadas o públicas y en toda actividad económica que se de, de tal manera que todos sientan enganchados sus destinos al futuro de la actividad en que se desenvuelven dejando de lado el cálculo frío e inhumano que sólo toma en cuenta el monto a acumularse sea como producción o utilidad, ya que restando voluntades nunca podrá ésta recuperarse y menos alcanzar o compensar los efectos positivos que produce una equidad bien aplicada al conjunto humano que produce esta riqueza.
Que aunque no se satisficiera en el corto plazo las necesidades y proyecciones de los grupos humanos la economía alcanzada "las voluntades seguirían incólumes como ilusión permanentemente renovada, pudiendo así luchar en el tiempo como si todo se consiguiera en un segundo.
En nuestros pueblos se hace indispensable establecer una conducta, un credo, una cultura a la equidad económica para que los esfuerzos empleados en el Desarrollo de una empresa o un gobierno sean constantes y permanentes.
Como definimos en nuestras primeras líneas la Historia nos a enseñado que grandes emporios económicos, grandes culturas, pueblos, gobiernos etc. en el transcurso de los anos no lían podido sostenerse a pesar de haberse creído sólidas y consolidadas sus economías, e incluso creándose fuentes serviles y cautivas productoras de su economía como la esclavitud y otras modalidades de servilismo como el coloniaje.
Es por estas apreciaciones que consideremos que solo con una aplicación consciente y estudiada de la equidad en la economía de nuestro país y de muchos otros en América Latina se podrá aspirar a una economía sólida tanto en las empresas particulares, estatales o el propio gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario