Estando en un mundo donde se aprecia y valora como meta el desarrollo de obras, empresas, tecnología, etc. encontrando para ello como vía el dinero y el poder, es que queda en el abandono total el pan que da vida, al cuerpo y los valores éticos, sociales y humanos.
Es así como los gobiernos dedican sus mejores esfuerzos a subir por las corrientes cual salmón al alcance de los orígenes de las aguas, mientras discurren estas hacia los mares, los grandes volúmenes de agua, que siendo el líquido vital, dulce, y sabroso se agregan a los grandes volúmenes de aguas marinas, tomando otro color y otro sabor.
Así con los grandes volúmenes que sin vida, discurren hacia el gran mar de lo infinito hasta llegar con su carga de desesperanzas y desilusiones haciéndose parte de ese conglomerado que conforman las generaciones olvidadas y que seguirán existiendo ahí donde el tiempo ya no transcurre, ni las esperanzas existen, porque ya son innecesarias e inútiles.
Como todo en la naturaleza tiene su par; el pan y el poder son creaciones humanas, pero sus géneros son totalmente diferentes, es por ello que quienes andan y se nutren del poder, mirarán con indiferencia al que busca el pan.
Siendo una indispensable para la existencia de la otra, son incompatibles entre sí, porque el que sigue al poder asimila para sí los factores necesarios para seguirlo que son totalmente adversos al pan.
El poder cual prensa gigante presiona y presiona a los que buscan el pan, los distrae, los agota y los arroja a ese infinito donde toda vida acaba.
Sólo cuando el poder sea acondicionado al pan, podrá el salmón dejar de porfiar contra la corriente.
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