miércoles, 23 de diciembre de 2009

La Impotencia y la Incapacidad


La impotencia y la incapacidad son malas consejeras cuando de mentes arribistas se trata y no encuentran mejor alternativa que atropellar el orden jerárquico organizativo, propugnando una anarquía desfachatada que no hace sino confundir y retrasar el reconocimiento de los derechos de los trabajadores y propugna la imposición de fuerza y desorden en el cumplimiento de las funciones laborales.

Es así como se confunden roles de unas y otras organizaciones dejando vacíos y provocando ausentismo en las asambleas causando grandes perjuicios a los representados y, finalmente, esta anarquía en las organizaciones sindicales estimulan los apetitos dictatoriales que anidan ciertos representantes del mando y control empresarial para finalmente satisfacer más al mandón antojadizo que el ordenamiento justo, riguroso y necesario para alcanzar mayor productividad. Existiendo el riesgo que, cuando la anarquía se usa como sistema para ocultar la incapacidad para cumplir debidamente con la función encomendada, propicia un vacío en las líneas de coordinación para demostrar en los momentos necesarios una fuerza cohesionada por convicción y satisfacción.

En estos tiempos en que las posesiones son definidas tajantemente, entran los intereses capitalistas estatales y mundiales empresariales dictados por el neoliberalismo del libre mercado sin fronteras y sin límites y los intereses socio-económicos nacionalistas; son las organizaciones de base las que tienen la alta responsabilidad de sentar límites y fronteras en defensa del derecho de los trabajadores y de sus legítimas conquistas e intereses estableciendo estrategias inteligentes y prudentes; pero, no por ello menos firmes en el carácter de su defensa por lo que la anarquía internacional para encubrir la capacidad en el rol cierto que nos corresponde cumplir resulta doblemente dañino para la resistencia y defensa de los intereses de los trabajadores que son los intereses del pueblo, por lo que cada organismo debe cumplir su función en la trinchera que le corresponde, para que cuando la líneas de avanzada que corresponden a los organismos superiores den un paso atrás para dar dos adelante ante el embate de las fuerzas avasalladoras que no faltarán dadas las circunstancias que vivimos podamos conformar una línea de resistencia capaz de conseguir hacer prevalecer los principios y los fines que la constitución y la ley le confiere a los productores directos de las Economías del Mundo, los trabajadores; por lo que la anarquía debe ser extirpada de nuestras organizaciones y los dirigentes de unas y otras organizaciones no deben interferirse.

Esperando que todos los portuarios meditemos al respecto, tengamos en el futuro muchos días de luz brillante que alumbre el camino por donde deban transitar nuestras ideas, derechos y conquistas para bien de todos los peruanos.

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