lunes, 21 de diciembre de 2009

Sistemas de Seguridad Social, Hipocresía de una sociedad que todo lo ve pasar con indiferencia


La seguridad social debería ser el sistema que otorgue seguridad a la supervivencia en la vejez a los ciudadanos peruanos, tanto en su salud como en su economía.

Esto que es un derecho, no es el único fin que debemos considerar para atender debidamente este tipo de sistemas, puesto que hay otros conceptos y principios importantes que nos debe obligar a contribuir en fortalecer éste sistema.

Uno de ellos es el concepto que se forman nuestros jóvenes con respecto a la seguridad de supervivencia que les proporcionará nuestra sociedad en la vejez y consecuentemente de ser bueno este sistema tendrán el deseo de pertenecer a este y enfrentarán el futuro con mayor seguridad.

La salud en la tercera edad es cuando el ciudadano peruano necesita mayor y mejor atención por lo que no sólo esta atención debería "ser dada por un sistema sino que con él deberían participar obligatoriamente centros y clínicas sin distinción de manera gratuita", compensada por el estado que todos sostenemos.

La seguridad social, herramienta disuasiva al ocio y los malos pensamientos, por que siendo un sistema de bien y que cubra todas las expectativas del ciudadano, se convertirá en polo de atracción para que el ciudadano brinde sus mayores esfuerzos en bien de la propia sociedad y del estado.

La seguridad social sistema que permite la acumulación de economías que siendo positivamente usada servirá de palanca para el desarrollo de la economía en general.

La seguridad social contribuirá al funcionamiento de la salud mental y espiritual que dado los últimos acontecimientos negativos, nuestro pueblo quiera o no percibe y siente creándose un estado de inseguridad y desconfianza generalizada adoptando como una barrera de defensa, una indiferencia al vivir de este mundo. Escondiendo sus experiencias y sapiencias que serían tan útiles a esta sociedad y no hay mejor antídoto que el reconocimiento y la atención a quienes ya forman parte de nuestra historia sin egoísmos y con voluntad cristiana; dando soluciones reales a sus necesidades más inmediatas de salud y vivienda, etc. e incluso creándoles las mejores condiciones de participación activa en nuestra vida social. Es necesario dejar de lado la hipocresía y el conformismo y rendir homenaje a la seguridad social debería ser el sistema que otorgue seguridad a la supervivencia en la vejez a los ciudadanos peruanos, tanto en su salud como en su economía.

Esto que es un derecho, no es el único fin que debemos considerar para atender debidamente este tipo de sistemas, puesto que hay otros conceptos y principios importantes que nos debe obligar a contribuir en fortalecer éste sistema.

Uno de ellos es el concepto que se forman nuestros jóvenes con respecto a la seguridad de supervivencia que les proporcionará nuestra sociedad en la vejez y consecuentemente de ser bueno este sistema tendrá el deseo de pertenecer a este y enfrentarán el futuro con mayor seguridad.

La salud en la tercera edad es cuando el ciudadano peruano necesita mayor y mejor atención por lo que no sólo esta atención debería "ser dada por un sistema sino que con él deberían participar obligatoriamente centros y clínicas sin distinción de manera gratuita", compensada por el estado que todos sostenemos.

La seguridad social, herramienta disuasiva al ocio y los malos pensamientos, por que siendo un sistema de bien y que cubra todas las expectativas del ciudadano, se convertirá en polo de atracción para que el ciudadano brinde sus mayores esfuerzos en bien de la propia sociedad y del Estado. La seguridad social sistema que permite la acumulación de economías que siendo positivamente usada servirá de palanca para el desarrollo de la economía en general.

La seguridad social contribuirá al funcionamiento de la salud mental y espiritual que dado los últimos acontecimientos negativos, nuestro pueblo quiera o no percibe y siente creándose un estado de inseguridad y desconfianza generalizada adoptando como una barrera de defensa, una indiferencia al vivir de este mundo. Escondiendo sus experiencias y sapiencias que serían tan útiles a esta sociedad y no hay mejor antídoto que el reconocimiento y la atención a quienes ya forman parte de nuestra historia sin egoísmos y con voluntad cristiana; dando soluciones reales a sus necesidades más inmediatas de salud y vivienda, etc. E incluso creándoles las mejores condiciones de participación activa en nuestra vida social.

Es necesario dejar de lado la hipocresía y el conformismo y rendir homenaje a quienes sacrificando el ocio y vanalidades se han dedicado al trabajo y a ayudar incluso a aquellos que sirviendo de mal ejemplo sobreviven aún a la vejez en consideración a sentimientos de bondad cristiana.

Para ello recurrimos a las inteligencias y voluntad de organismos sociales, políticos, comerciales industriales, técnicos, profesionales y religiosos para que de una vez por todas solucionemos una de las obligaciones más dignas de cualquier sociedad humanizada o reconozcamos en conjunto que como tal y cual el subtítulo de estas líneas señala, por lo menos dejaremos de ser hipócritas.

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